Liderazgos en observación

La sanidad pública malagueña ha sido protagonista esta semana en lo medios de comunicación locales por motivos nada positivos. En primer lugar, la noticia de Diario SUR (pincha aquí para leer) el pasado martes que hace referencia a que Málaga tiene la ratio de camas hospitalarias públicas por 10000 habitantes más baja de Andalucía (15.48) y que en nuestra provincia se han perdido 370 camas de hospitales públicos en los últimos 3 años, lo que equivale a decir que existen el mismo número de camas que había en 1992 pese a que la población ha aumentado en 500000 habitantes en nuestra provincia. Un gestor sanitario avezado podría contar el cuento de que la cirugía mayor ambulatoria acapara hoy día tal volumen de cirugías en cualquier centro que no hacen falta tantas camas de ingreso; claro, eso sería una buena explicación sino fuera porque en las urgencias de los hospitales malagueños los pacientes se agolpan en las paredes esperando cama 2-3 días para ser ingresados y porque, además, la mayoría de estos pacientes son de edad avanzada y representan el éxito del desarrollo de una sociedad en la que las personas cada vez viven más y, por tanto, la mayoría de estas 500000 personas pertenecen a esta franja etaria en una época en la que, además, la natalidad no está reflotando precisamente y los recortes sanitarios están afectando a la contratación de personal.

     Ayer pudimos leer también el La Opinión un excelente artículo de Juande Mellado que bajo el título de SOS al SAS comenta las conclusiones del IV Foro de la Profesión Médica, impulsado por el Colegio de Médicos de Málaga y que pone de manifiesto las carencias de las estructuras sanitarias de Málaga a nivel presupuestario y profesional. La necesidad de dotación y apertura de los Hospitales pendientes (Guadalhorce y Ronda) y de la construcción de un tercer Hospital servirían para corregir lo comentado en el párrafo anterior.

Ambas lecturas hacen referencia a conceptos de macrogestión y rozan parcialmente la mesogestión, pero no tratan o lo hacen de forma somera uno de los problemas que aqueja a la sanidad pública andaluza y que más malestar crea entre los profesionales: la gestión de la designación de los puestos de cargos intermedios y como estos se copan siguiendo la red clientelar que define desde su creación hace 40 años a las estructuras de la Junta de Andalucía. Eso se conoce en términos de gestión como “microgestión”. Ayer Domingo expuse, en Diario SUR (pincha aquí para leer), mis reflexiones sobre la necesidad real que existe en los hospitales andaluces y en la Atención Primaria de que los puestos de mando en la gestión los ocupen líderes reales, personas comprometidas con los que están a su mando y no con lo que les mandan, y de las nefastas consecuencias que la elección de estos cargos a dedo o por procesos de oposición de risa puede tener para los médicos andaluces.

 

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